sábado, 26 de marzo de 2016

Citânia de Briteiros



La ciudad de Braga, en Portugal, es famosa por sus iglesias y santuarios, tanto que es conocida como la ciudad de los arzobispos. Cuando estemos cansados de este tipo de visita monotemática podemos acercarnos a un sitio arqueológico que apenas está a 15 kilómetros.
Se trata de los restos de la citânia o castro de Briteiros.
El lugar se encuentra en la carretera EN 309 hacia Briteiros y Guimarâes, en el km 55. Veremos un pequeño aparcamiento a la izquierda al borde de la carretera bien señalizado donde dejaremos el coche; justo enfrente, cruzando el asfalto, hay un camino que nos lleva hasta la recepción de visitantes. Está abierto todos los días del año, en verano de 9:00 a 18:00 y en invierno cierra una hora antes. En el 2016 costaba 3€ por persona.


El arqueólogo portugués Francisco Martins Sarmento (1833-1899) dirigirá la primera campaña arqueológica y desde entonces se han ido sucediendo trabajos que han descubierto gran parte de lo que fue un oppidum perteneciente a lo que en la actualidad se conoce como Cultura Castreña. Lo mas característico de esta cultura son sus poblaciones llamadas castros o citanias que están fortificados con una muralla y a veces con terraplenes. Se erigen en alturas medias o promontorios y en su interior las viviendas se reparten sin orden y con un bajo desarrollo urbano. Estas viviendas suelen ser circulares, con zócalos de piedra, de una sola habitación y en algunos casos con un vestíbulo y algún anexo.
Esta cultura se extiende desde el siglo VII a.C. hasta el Bajo Imperio romano. El sustrato es del Bronce Atlántico con influencias orientalizantes transmitida por los lusitanos (al sur del Duero) y los vettones del Norte de Castilla y también influencias europeas de los vacceos y celtíberos.
La celtización de estos pueblos se data en torno al siglo III a.C., por tanto una influencia muy tardía que no llegó a alterar ni su economía ni su sociedad al igual que pasaría mas tarde con la romanización ya que siguieron conservando sus estratos sociales.
El castro de Briteiros se encuentra en una elevación sobre el río Ave en un punto estratégico ya que era el límite de la navegación fluvial y por tanto lugar de intercambio comercial entre la costa y el interior así como punto de encuentro con la ruta que unía al Duero con el Miño.
Era una ciudad fortificada con una economía diversificada basada en la pesca (río Ave), el aprovechamiento de la madera de los bosques y la agricultura del trigo, la cebada, el lino y la recolección de frutos salvajes. También la ganadería bovina, ovina y caprina tuvo su importancia en las laderas del Monte do Sameiro con sus verdes pastos.


La vía principal del castro lo atraviesa desde el Suroeste hasta el Noreste. A partir de ella surgen otras vías secundarias que van delimitando diferentes barrios. La calle sube desde una de las puertas de la ciudad, pasando por el balneario, hasta llegar a una explanada donde se encuentra una fuente para beber y desde aquí continúa hacia el Noroeste para llegar a la cima de la Acrópolis. A lo largo de la calle podemos observar un canal que recoge el agua del balneario.


Las viviendas corresponden a diferentes épocas poblacionales y por tanto con configuraciones diversas. Son interesantes las dos casas completamente reconstruidas por el arqueólogo Martins Sarmento. Según los expertos estas reconstrucciones tienen el zócalo muy alto, la puerta debería ser mas baja y el tejado mas amplio, aunque no por ello carecen de interés.

La muralla tiene cerca de 1 metro de espesor formada desde su interior con aparejo ciclópeo aprovechando también los abundantes afloramientos graníticos. La cara interna tiene un pasillo y algunas construcciones adosadas con objeto, probablemente, de favorecer la circulación de sus defensores. Podemos apreciar dos líneas de muralla mas aunque en peor estado de conservación. En el Norte se aprecia una puerta.


En la zona mas alta de la ciudad, la Acrópolis, hay unos cuantos núcleos poblacionales donde vivían familias extensas. Eran, tal como se observa en la reconstrucción, circulares con un atrio adosado y otros compartimentos destinados a algunos miembros de la familia.
En esta zona también hay una ermita, una gran cruz y un cementerio cristiano, probablemente edificados en el siglo X u XI. Esto nos hace pensar que en esta época había una pequeña población medieval que habitaba sobre las ruinas de este castro.


Una de las cosas que hace especial este castro es el balneario. Está en la parte mas baja y se descubrió por casualidad cuando en la década de 1930 se estaba construyendo la carretera. Se trata de una construcción monumental con un horno, una sala separada de un atrio por una piedra decorada profusamente y que se conoce como Pedra Formosa. Existen algunas construcciones similares y que también tiene ese tipo de piedra como la de Sanfins o la de Coaña.
La Pedra Fermosa de Briteiros tiene una abertura semicircular en la parte baja.


Cuando se descubrieron estas construcciones castreñas se pensó que se trataba de hornos de incineración o santuarios dedicados a las aguas, pero actualmente parece que hay bastante consenso en considerarlos como balnearios con características parecidas a las termas romanas.
Su configuración comienza con una especie de atrio donde se aprecian los tanques de agua fría. Desde el atrio se pasaba a la antecamara que podía hacer las veces de vestuario. Entre esta sala y la zona caliente de vapor nos encontramos con la pedra formosa que hacía de freno a la salida del vapor permitiendo la entrada de las personas por su abertura semicircular de la parte baja. Esta antecamara y la zona de la sauna tenían cubierta a dos aguas. El horno está cubierto con una falsa cúpula. La zona del atrio estaba descubierta aunque es posible que se utilizaran materiales perecederos para cubrirla en invierno que después eran retirados en primavera.



La visita se puede completar con la entrada al Museo da Cultura Castreja de Briteiros, a un par de kilómetros siguiendo la carretera EN 309, donde se encuentra gran parte de la cultura material encontrada durante las excavaciones de este sitio arqueológico.

Para saber mas:
Menéndez Fernández, M. et al.: "Prehistoria y Protohistoria de la Península Ibérica”, Madrid, 2007

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