lunes, 18 de abril de 2011

Ruinas de Lacipo

Estos días estamos recibiendo un bombardeo desde los medios de comunicación - como si estuviéramos en agosto - donde nos cuentan las investigaciones que está llevando un grupo de arqueólogos de la Universidad de Hartford (EEUU), liderados por el profesor Richard Freund. Estos investigadores postulan que los restos de actividad antrópica que se están encontrando en el Coto de Doñana pertenecen a la civilización de la Atlántida.
Evidentemente nadie sabe donde estaba la Atlántida y, ni tan siquiera, si llegó a existir - tampoco lo saben los americanos del norte -, pero lo que sí sabemos es que por esa zona en el primer milenio antes de Cristo habitaba un pueblo también cargado de misterio, pero muy real, que era el Tartésico. Casi con toda probabilidad lo que están detectando estos arqueólogos son los restos de esta civilización.

Pues bien, estas noticias me han traido el recuerdo de mi visita el año pasado a las ruinas de la ciudad de Lacipo. Se trata de una ciudad turdetana descendiente directa de esa cultura tartésica que tanta relación tuvo con los fenicios y con los griegos y que muchos - como el doctor Freund hace ahora - han relacionado con los atlantes.

Se encuentra muy cerca de Casares (Málaga), a escasos tres kilómetros. No pensar que os váis a encontrar una caseta de Patrimonio Nacional para cobraros la entrada. El acceso final es campo a través; no existe un sendero ni ningún tipo de señalización. Hay que atravesar una finca privada que dedica la tierra a pasto de ovejas; es importante ir cerrando las cercas que vayamos abriendo.


Una vez que accedemos a la plataforma donde se encuentran las ruinas, situada a 304 metros de altitud sobre el nivel del mar, lo primero que observamos es lo que llaman los del lugar "el muro" o "el torreón". Se trata de un resto de lienzo de muralla de 5 metros de alto por 3 de ancho y 0,8 de grueso de origen romano, posiblemente de final del siglo I o de principios del II d.C. Se encuentra en el extremo sur de lo que fue la planta del recinto amurallado.

Lienzo de muralla romana s. I d.C.
Si avanzamos hacia el noroeste la plataforma se va estrechando hasta que nos encontramos con el cierre de la muralla. En este caso los restos son indígenas turdetanos. El tamaño de los bloques de arenisca son mayores que los del "muro" y datan del siglo II a.C. En esta parte también se pueden observar tres grandes cisternas romanas de 8 metros cúbicos construidas en "opus signitum".

Lienzo de muralla turdetana s. II a.C.
Desde este punto podemos ver las impresionantes vistas de los valles de los ríos Genal y Guadiaro.


Ya Tolomeo cita a Lacipo y Salduba (cerca de Estepona) como ciudades turdetanas. Los turdetanos fueron un pueblo íbero que habitó en parte de Andalucía Occidental coincidiendo con la zona de influencia Tartésica, siendo posteriores cronológicamente. Lacipo debió ser una ciudad importante por su situación estratégica, por los restos de esculturas y monedas encontradas y por el tamaño de sus murallas.
Más conocemos de su época romana: pertenecía al convento jurídico gaditano y era ciudad estipendiaria, o sea, tributaria, por lo que con toda seguridad era rica. Probablemente fue de nuevo amurallada por los romanos a final del s. I d.C. ya que los lienzos originales turdetanas habían sido destruidos parcialmente - en época del cónsul Catón se destruyeron las murallas de todas las ciudades íberas que participaron en la sublevación del 197 a.C., por lo que posiblemente Lacipo fue una de ellas-. De esta época romana se han encontrado restos de una estatua fuente y monedas romanas. También se pueden distinguir los pocos restos que quedan de las columnas rectangulares que soportaban un acueducto aéreo que discurría hacia la Sierra Crestellina para captar agua del manantial llamado "Fuente Grande". La longitud total era de 4 kilómetros.

Recomiendo la visita. ¡Ah!... por favor, si alguien encuentra algún resto de la Atlántida que avise al profesor Freund, seguro que lo agradece.

1 comentario: